El cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, denunció este miércoles que recientes ataques contra templos buscan "herir a la iglesia" católica, que ha criticado al gobierno de Daniel Ortega por violar los derechos humanos.
"El demonio anda suelto y quiere herir a la iglesia, quiere herir a los obispos, quiere herir a los sacerdotes", afirmó Brenes, arzobispo de Managua.
Brenes habló en una misa virtual que celebró cubierto con una mascarilla, frente a la destruida capilla de la Sangre de Cristo de la Catedral de Managua, que el viernes pasado sufrió severos daños tras ser incendiada por un desconocido.
La Arquidiócesis calificó el incendio como un acto "terrorista" enmarcado en el "constante asedio a diversos templos católicos en fechas recientes".
El ataque, que desprendió el rostro de la venerada imagen de la Sangre de Cristo, causó conmoción en Nicaragua, donde la iglesia católica tiene una fuerte influencia.
El "rostro calcinado de esta imagen es un rostro vivo que nos sigue mirando a cada uno de nosotros con mirada de compasión, que nos está diciendo 'adelante, yo estoy con ustedes'", expresó Brenes, quien preside la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Los ataques a los templos católicos se dan en momentos de tensión entre la iglesia y el gobierno de Ortega, desde las protestas antigubernamentales de 2018.
La iglesia católica ha abogado por la liberación de los opositores detenidos por disentir con el presidente Ortega, en el poder desde el 2007, y protegió a los heridos durante las protestas, cuya represión dejo al menos 328 muertos, según grupos humanitarios.
El gobierno ha calificado a los obispos de "golpistas" por apoyar a los sectores que se manifiestan en su contra.
Brenes ha aclarado, sin embargo, que la iglesia es "independiente" y no apoya a ningún partido político.